Queremos comenzar agradeciendo a Rosa y a Xavi, su compañero, por darnos la oportunidad de vivir esta increíble experiencia de primera mano. Participar en el Monegros es un privilegio que valoramos profundamente.
Este año, el festival no solo ha mantenido su emblemática duración de 22 horas de música sin parar, sino que también ha mejorado aspectos clave como la logística y la comodidad de los asistentes. A pesar de las altas temperaturas típicas del desierto, la organización se aseguró de que nunca faltara agua en los puntos de hidratación, además de introducir una innovadora zona de aspersores para refrescar a los asistentes cuando el calor se hacía insoportable. También es destacable la inclusión de nuevas áreas de descanso, como la pinada, que proporcionó un refugio fresco y pintoresco durante el día y la noche, convirtiéndose en un lugar popular para hacer fotos.
Cada escenario del festival ofreció su propia magia. El Sound System Temple, escenario principal, no decepcionó con su combinación de sonido potente y un espectáculo de luces nocturnas que dejó a todos asombrados. Artistas de renombre como Vitalic, Natos y Waor, Hard GZ y Sofía Gabanna hicieron vibrar al público con actuaciones en directo, consolidando la reputación de este espacio como el corazón del festival.
Awakenings, por su parte, brindó una experiencia visualmente impresionante, especialmente cuando el sol se ponía y las luces transformaban el ambiente en algo casi surrealista.
Y, como no podía ser de otra manera, la Technocatedral se mantuvo como un refugio para los fanáticos del techno, con toldos que proporcionaban sombra y un sonido que retumbaba con la intensidad característica del género.
El pequeño pero potente Open Air Blackworks también se destacó, ofreciendo un espectáculo visual impactante, especialmente por la noche, cuando las luces creaban una atmósfera intensa y vibrante.
Este año, el Monegros Desert Festival no solo se destacó por su impresionante cartel musical y su organización impecable, sino también por la diversidad que lo caracteriza. Con la incorporación de un escenario dedicado exclusivamente al psy trance, el festival atrajo a nuevos seguidores y añadió una dimensión fresca e innovadora al evento.
Además, la diversidad de estilos y looks que los asistentes trajeron desde todos los rincones de España fue un reflejo de la creatividad desbordante que complementaba perfectamente la energía del festival. Desde atuendos extravagantes hasta prendas minimalistas, la moda se convirtió en un elemento central de la experiencia.
La animación dentro del festival fue un espectáculo en sí mismo. Disfraces coloridos, performances inesperadas y animadores que mantenían el espíritu festivo en cada rincón del desierto, añadieron una capa extra de magia. La fusión de música, estilo y animación transformó al Monegros en un universo vibrante donde la autoexpresión y la diversión fueron las protagonistas indiscutibles.
A lo largo de sus 31 años, el Monegros Desert Festival ha crecido de manera espectacular desde sus humildes comienzos como una pequeña fiesta local. Este crecimiento se refleja no solo en el número de asistentes—más de 50,000 personas de todo el mundo se reunieron en el desierto este año—sino también en la calidad y variedad de su programación. Este festival es un punto de encuentro para los amantes de la música electrónica y un motor económico para la región, generando ingresos y fomentando el turismo en la comarca de Fraga.
Pero si algo dejó una marca imborrable en esta edición fue la repetición de una experiencia única: la fiesta en el interior de un avión. Este impresionante Airbus A330, que fue trasladado en partes desde el aeropuerto de Teruel hasta el desierto fragatino y ensamblado especialmente para el festival, se ha convertido en uno de los escenarios más icónicos del evento. Rebautizado como "The Jet" y patrocinado por Pepsi, este club en pleno desierto ofreció un ambiente exclusivo con capacidad para 1,000 personas, donde los asistentes pudieron disfrutar de sets de techno, house y drum'n'bass a cargo de DJs internacionales. Desde las 18:00 hasta las 22:00 del sábado 29 de julio, The Jet fue el epicentro de una experiencia inolvidable que combinó la emoción del festival con la singularidad de bailar dentro de un avión en medio del desierto.
Este escenario es solo uno de los once que conforman el espectacular paisaje musical del Monegros Desert Festival, donde más de un centenar de artistas de todo el mundo se dieron cita para ofrecer una experiencia sensorial única. La mezcla de música, animación, estilo y escenarios innovadores, como The Jet, ha convertido al Monegros en un evento que va más allá de lo convencional, ofreciendo a los asistentes un viaje único e inolvidable en el corazón del desierto.
Aunque la edición de este año no estuvo libre de incidentes, incluido el lamentable fallecimiento de un asistente en el aparcamiento, la organización ha gestionado la situación con la seriedad y respeto que merecía, asegurando que la experiencia global del festival no se viera empañada por este trágico suceso.
Con la vista puesta en 2025, el Monegros Desert Festival sigue siendo un referente en la escena musical internacional. Los ecos de la música y la magia del desierto permanecerán en la memoria de todos los que tuvieron la fortuna de vivir esta experiencia, esperando con ansias la próxima edición, donde el desierto volverá a convertirse en la pista de baile más grande del mundo.