Un año más (y ya van 30), el desierto de Los Monegros fue testigo del nacimiento, vida y desaparición de una ciudad efímera en medio de la nada que acogió a 50.000 personas de 90 países durante 22 horas de música electrónica. Y una vez más numerosos sorianos, tanto en viajes organizados en autobús como en vehículos particulares, se desplazaron allí.
Esta edición limitó el aforo en 5.000 personas menos que el año pasado. Y esto junto con mejoras evidentes en accesos, sombras, puntos de agua, baños, personal en barras, guardarropas, etc. hizo que los 38 grados a pleno sol se llevaran significativamente mejor que en la edición del año pasado. Una fuerte tormenta de agua y barro 48 horas antes del evento, consiguió refrescar el suelo y retrasar un poco los últimos trabajos, hasta el punto de que 30 minutos antes de la apertura de puertas, todavía había tareas de pintura, electricidad, máquinas y excavadoras o formación de algunos de los más de 2.500 trabajadores, como pudo comprobar este medio.
Entre las actuaciones más destacadas de esta edición, quedará para el recuerdo el show de la leyenda del rap Wu-Tang Clan, con una performance de su banda al completo y en directo, cerrando con una versión del mítico tema The Champ, de The Kid Daytona.
En la espectacular carpa Techno Cathedral y bien entrada la noche la esperadísima Samá Abdulhadi pudo saldar cuentas tras su ausencia del año pasado y dar una clase magistral de su Techno tremendamente contundente y seco.
Poco después en el mítico -y renovado para esta ocasión- escenario Open Air, el danés Kolsch regaló al público que llenaba la pista la que sería una de las mejores actuaciones de la noche. Un techno elegante elevado además por un espectáculo audiovisual sensacional.
Mientras, el escenario elrow seguía ofreciendo su psicodelia y diversión habitual con Seth Troxler; Richie Hawtin hacía lo propio en el mastodóntico SoundSystem Temple; y, poco después, los primeros rayos de sol golpeaban la cara del público durante la sesión de Adam Beyer, de nuevo en la Open Air.
Casi al final, solo un genio como Seth Troxler puede repetir, esta vez en El Corral, para levantar y poner a bailar de nuevo a cualquiera que acuse el cansancio. Un público entregado no podría dejar de bailar remezclas de temas como “Who´s afraid of Detroit” o “Voicemail”, cerrando el espacio para dirigir a todo el mundo hacia el escenario principal donde Andrés Campo vio aparecer por sorpresa a Kase-O, rapero clave de la historia del hip hop en España, formando un dúo dispar pero que funcionó a las mil maravillas para cerrar esta edición.
DesdeSoria pudo hablar con varios sorianos y sorianas tras el festival y, aunque muy cansados, no dudaron en asegurar volver para la siguiente edición ¿será el año que viene?